Límites disfuncionales = relaciones tóxicas

Los límites definen la calidad de tus relaciones.

  • Los límites sanos son un pilar básico de las relaciones sanas, seguras y balanceadas, por eso, los límites disfuncionales siempre van a dar como resultado relaciones disfuncionales y tóxicas.
  • Los límites disfuncionales nos causan dolor y sufrimiento, los cuales puede llevar a dependencia, depresión, ansiedad y estrés, todo lo cual puede provocarnos enfermedades físicas.

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En este post:
Los límites son como la puerta de tu casa

Los límites nos ayudan a definir nuestra individualidad y nuestra identidad a través de la expresión de lo que nos gusta y no nos gusta, de lo que consideramos correcto e incorrecto y, por lo tanto, de lo que nos permitimos o no a nosotros mismos y de lo que les permitimos o no a otras personas, de cómo aceptamos o no que nos traten.

Los límites son como la puerta de tu casa:

  • La falta de límites es como dejarla siempre abierta: cualquiera puede entrar a placer, incluso gente que no quieres que entre.
  • A veces poner límites y otras no es como dejarla abierta de vez en cuando y, de repente, encontrarte con el vecino en tu cocina.
  • Poner límites inflexibles es como tenerla cerrada con un candado sin llave: nadie puede entrar, pero tampoco tú puedes salir.
De dónde nacen los límites disfuncionales

Desde que nacemos, vamos aprendiendo de nuestros cuidadores primarios qué límites establecer y cómo establecerlos, y conforme vamos creciendo y ampliando nuestros círculos sociales, nuestro sistema interno de límites va modificándose en función de una combinación de conclusiones que nuestra mente va haciendo de creencias, patrones de comportamiento, opiniones, actitudes, experiencias, aprendizajes sociales, valores, perspectiva de la realidad y todo aquello a lo que le damos valor.

En las familias disfuncionales es común que no se aprenda a poner límites, porque parte de la disfuncionalidad radica en:

  • la falta de límites;
  • que no se respeten;
  • que a veces se respeten y a veces no;
  • que se respeten para unos y no para otros;
  • que se pongan como formas de poder, control y/o manipulación a través de agresiones y/o violencia física, psicológica, emocional y/o económica, en vez de como una parte fundamental del respeto que debe existir entre los miembros de la familia.

Estas dinámicas disfuncionales, tóxicas y de codependencia, provocan que se aprendan límites también disfuncionales y se lleven a otros tipos de relaciones.

Los límites disfuncionales pueden ser rígidos o inflexibles, porosos o una combinación de ambos.

Límites rígidos

Si tienes un autoconcepto débil o distorsionado y no te valoras, no te amas, no te sientes suficiente y no te aceptas y respetas de manera auténtica, vas a validarte desde un sentido de superioridad, de autoridad y soberbia, que no es más que es un sentido de autovalor falso, y vas a poner límites rígidos, inflexibles, que te permitan crear la ilusión de que no te importa si otros te aprueban, te aceptan, te rechazan, te quieren, te aman o se alejan de ti…, pero, como esto es un autoengaño, porque lo único que quieres, en realidad, es que no te lastimen, es sumamente doloroso.

  • No compartimos nuestra vulnerabilidad.
  • Mantenemos una distancia física y emocional impenetrable casi con todo el mundo.
  • Evitamos intimidad física o emocional o ambas, por lo que evitamos tener relaciones cercanas o tenemos pocas relaciones cercanas.
  • Difícilmente pedimos ayuda.
  • Somos sobreprotectores de toda y cualquier información personal, al grado de que no nos permitimos tener intimidad emocional con nadie o casi nadie.
  • Aparentamos desapego, incluso en las pocas relaciones cercanas que tenemos.

Cómo reconocer si tienes límites rígidos

  • No hay conflictos o hay muy pocos conflictos en tu vida porque cortas cualquier relación a la menor señal de que puede haber un conflicto.
  • Te sientes ofendido, indignado o enojado ante la simple idea de negociar o establecer acuerdos en los que es necesario que seas flexible con tus límites.
  • Tus relaciones cercanas no son perdurables y tienden a ser superficiales.
  • Tus límites son una estrategia para ver únicamente por tu propia comodidad y tus propios intereses.
  • Exiges que se respeten tus límites, pero no respetas los límites de otros o te enoja tener que respetarlos.
Límites porosos

Los límites porosos nacen del miedo a que nos rechacen, no nos acepten, no nos quieran o no nos amen, si no hacemos, pensamos o sentimos como los demás o lo que los demás quieren que hagamos, pensemos o sintamos.

  • Sacrificamos nuestras necesidades, gustos y/o preferencias para complacer a otros.
  • Compartimos excesivamente nuestra vulnerabilidad e información íntima y personal.
  • Nos cuesta trabajo decir “no” a otros cuando nos piden algo.
  • Nos cuesta trabajo diferenciar nuestras emociones de las de otros.
  • Nos involucramos de más en los problemas de otros.
  • Nos cuesta trabajo respetar los límites de otros o no los respetamos, pero queremos que respeten los nuestros.
  • Permitimos que se nos maltrate, abuse o se nos falte al respeto.
  • Dependemos de las opiniones de otros para validarnos.

Cómo reconocer si tienes límites porosos

Si sientes o te quejas de que alguien:

  • te trata mal o te maltrata;
  • no respeta tus límites o a veces los respeta y a veces no;
  • se aprovecha de tu buena voluntad o de tu tiempo;
  • es invasivo;
  • te usa;
  • te falta al respeto de cualquier manera;
  • abusa de tu confianza;
  • te controla.

En todos estos casos, lo más probable es que no estés poniendo límites o que tus límites sean porosos, que a veces los respetes y a veces no, y/o que no estés reafirmándolos de manera correcta.

Límites rígidos y porosos combinados

Obviamente, cuando tienes comportamientos que puedes identificar tanto dentro de los límites rígidos como de los porosos, tus límites son combinados. Por ejemplo, en tu familia puedes tener límites rígidos y porosos, mientras que en el trabajo puedes tener solo límites rígidos y con tus amigos, solo límites porosos. También puedes tener una combinación de límites rígidos y porosos en una sola área de tu vida.

Qué hacer si tienes límites disfuncionales

El reto es aprender a cambiar cualquiera de estos tipos de límites disfuncionales por límites sanos que te permitan sentir que tu comportamiento es congruente y está alineado a un autoconcepto sano, a tus valores y principios de vida, y que, al mismo tiempo, te hagan sentir seguro y a salvo en cualquier tipo de relación.

En el post sobre límites sanos, puedes encontrar herramientas para aprender a poner y reafirmar tus límites.

Además, es necesario que te tomes el tiempo para pensar:

  • Por qué pones los límites que pones y/o por qué no pones límites que no pones o no respetas los límites que pones.
  • ¿Cómo te ayudan los límites que pones o quieres poner?
  • ¿Para qué te sirven?
  • ¿Cómo te protegen de desgastar tu energía?
  • ¿Cómo protegen tus emociones?
  • ¿Cómo te limitan cuando son rígidos?
  • ¿Qué le piden tus límites a otras personas?
  • ¿Cuál es tu plan para poner y/o reafirmar tus límites cuando pones límites porosos?

Todas estas preguntas no se responden una sola vez. Recuerda darte un tiempo cada tanto para revisar cómo te están ayudando tus límites. Tu vida cambia constantemente y las herramientas que necesitas para tener relaciones sanas y sentirte seguro y deben cambiar junto contigo.

Recuerda que tus límites y la forma en que los pones definen la calidad de tus relaciones.

El primer paso para aprender a poner límites sanos consiste en reconocer que tenemos límites disfuncionales; el segundo, es ser valientes y atrevernos a poner límites sanos de manera sana.

Tenlo en mente

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